«El amanecer del hombre» presenta a los homínidos primitivos, los humanos modernos y un tercer protagonista: un inescrutable monolito negro. En el guión original de «2001», el monolito es un cubo de cristal que hipnotiza y de alguna manera transfiere nuevos conocimientos a los monos. Afortunadamente, Kubrick nos ha dejado un objeto mucho más misterioso. En realidad, el monolito nunca es más que un espejo, que refleja la etapa de evolución de su observador. Independientemente de cómo se conviertan los monos y los humanos después de encontrarse con el monolito, su evolución es la realización de su potencial innato, no un regalo de los dioses.
¿Te diste cuenta? Cuando el estadounidense Heywood Floyd se encuentra con sus rivales soviéticos en el bar de la estación espacial en órbita, entre las primeras palabras que se dicen, hay: «¿Quieres una bebida, doctor?» Compara eso con la hospitalidad de los simios alrededor del pozo de agua en África.